En la adolescencia,
Buscamos sin saber que buscamos,
Y en la juventud, desechamos todo
Sin remordimiento alguno,
Cuando encontramos la madures,
Nos parece que la vida fue injusta,
Al no recibir lo que merecía.
Esa locura que parece
Tan solo ser una
fantasía,
En ella dejamos lo más
importante
De nuestros sueños y el anhelo
De querer amar y ser amado.
Casi al final de nuestros días
Todos pensamos un poco,
Y haciendo un recuento
En la memoria de todo lo que tenia,
Miramos con tristeza
Que llevamos en el alma un nudo,
¡Y muchas líneas vacías!
Del cuaderno de nuestra vida.
Quedando en nuestra alma inquieta
Esa eterna melancolía,
y la angustiosa soledad de la
vejez,
Quedando con el recuerdo
De esos rostros grotescos
Que opacan la melancolía
Y se vuelve tan cruel la realidad
Que solo quedo esperando.
Que llegue
pronto el día de mi partida.
Autora: Maricela G. Cerón
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